Un total de 41.861 personas llegaron a España irregularmente por vía marítima o terrestre a lo largo del 2020, lo que supone un aumento del 29% sobre las llegadas de 2019, según datos de Ministerio del Interior. De ellas, más de 2.000 personas eran mujeres, y más de 4.800 eran menores de edad que llegaron solos o en compañía de una persona adulta.
Según las últimas cifras disponibles (Memoria Fiscalía 2019), durante el año 2019 llegaron a España por patera un total de 509 niños en unión de adultos (menores acompañados) que afirmaban tener vínculo materno-paterno filial con el niño sin acreditarlo de manera fehaciente (278 niños y 372 niñas). En su mayoría procedían de países sudsaharianos (especialmente de Costa de Marfil y República de Guinea).
El flujo migratorio de mujeres sudsaharianas acompañadas de menores que llegan por el litoral español es creciente y se ha desplazado desde zonas del África anglófona a zonas del África francófona en los últimos años.
Con cierta frecuencia, estas familias formadas por mujeres y menores -normalmente sus hijos- presentan las siguientes características:
- Violencias de género padecidas en sus países de origen y/o de tránsito
- Poca autonomía en sus decisiones y fuerte dependencia de terceras personas que las controlan, normalmente hombres
- Viaje dirigido y organizado por terceras personas, con las cuales generan una deuda
- Escaso conocimiento sobre su lugar de destino y ausencia de apoyos familiares allí
- Poca conciencia de su situación de riesgo
- Invisibilidad de los niños y niñas que les acompaña
- Ausencia de documentación, especialmente grave en el caso de los menores cuyo nacimiento no ha sido registrado
Por las causas de huida de sus países, este grupo de mujeres y sus hijos pueden ser sujetos de protección internacional. Además, tienen riesgo de ser potenciales víctimas de trata, muchas mujeres han sido explotadas durante el tránsito migratorio y corren el riesgo de serlo en Europa.
Las niñas y niños que acompañan a las mujeres están especialmente desprotegidos. Llegan indocumentados/as y en ocasiones han nacido en países de tránsito, sin que haya constancia escrita de su existencia. Otros menores viajan acompañados por adultas que no son sus madres biológicas y se hace preciso analizar el vínculo entre ambos y realizar una determinación del interés superior del menor.